El equipo liderado por el profesor Luis Sáez está llevando a cabo un proyecto de investigación para explorar las aplicaciones comerciales de la cáscara de la quínoa, la cual es descartada durante su procesamiento para consumo humano debido a la presencia de saponina, una sustancia que le confiere un sabor amargo. Sin embargo, el proceso de limpieza de la semilla para su consumo humano genera grandes cantidades de residuos de cáscara que hasta ahora no han sido valorizados.
El proyecto busca cambiar esta situación y explorar las posibilidades de la saponina en diferentes industrias. Con su trabajo, esperan contribuir a la sostenibilidad ambiental y económica de la producción de quínoa y a la diversificación de la economía regional.
El proyecto, denominado «Transferencia escalamiento cascarilla de quínoa«, cuenta con financiamiento del gobierno regional y busca aprovechar el residuo generado en la producción de quínoa para desarrollar productos y procesos industriales innovadores.
Se busca desarrollar un modelo de transformación y escalamiento de la cascarilla de quínoa para su uso en diferentes aplicaciones comerciales en la región de O’Higgins. Para ello, se ha establecido una metodología participativa que involucra a 30 productores de quínoa (15 mujeres y 15 hombres) de la Asociación Gremial de Productores de Quínoa (Proquinoa) en la toma de decisiones sobre los productos a desarrollar.
La saponina es la sustancia presente en la cáscara de la quínoa que le confiere un sabor amargo. Sin embargo, también tiene propiedades detergentes y emulsionantes que la hacen útil en diferentes sectores, como el agrícola, alimentario, farmacéutico y cosmético. El proyecto busca explorar estas posibilidades de uso comercial para la saponina y, al mismo tiempo, generar un nuevo modelo de negocio que produzca un encadenamiento de sector.
Según explicó el profesor Sáez, «con el nombre de ‘saponinas’ se denomina a un conjunto de sustancias presentes en diferentes plantas, que se caracterizan por producir una abundante espuma al entrar en contacto con el agua, ya que disminuyen la tensión superficial del agua actuando como tensoactivos naturales, lo que le confiere propiedades detergentes y emulsionantes».
“A partir del proceso de escarificado se produce un residuo en forma de polvo, rico en saponina y desde el cual, por medio de extracción acuosa, se obtiene un líquido rico en saponinas que puede ser usado como base para la elaboración de otros productos de interés industrial”, comenta Luis Sáez, jefe de la carrera de Ingeniería en Agronegocios de la Usach.
A partir del proceso de escarificado de la quínoa se produce un residuo en forma de polvo, rico en saponina.
En el caso de las saponinas de quínoa, se ubican principalmente en la cáscara de los granos, lo que causa el sabor amargo de la semilla previo a su procesamiento, explica el académico y agrega que por esa razón se realiza “un proceso de escarificación o abrasión para eliminar la capa superficial donde se ubica la saponina”.
“A partir del proceso de escarificado se produce un residuo en forma de polvo, rico en saponina y desde el cual, por medio de extracción acuosa, se obtiene un líquido rico en saponinas que puede ser usado como base para la elaboración de otros productos de interés industrial”, señala Sáez.
Considerando lo anterior, el proyecto “Transferencia escalamiento cascarilla de quínoa” busca implementar, junto con el sector productor y tratamiento de la quínoa en la región de O’Higgins, procesos de extracción y elaboración de productos a base de saponinas, que contribuyan a diversificar la oferta de este rubro, contribuyendo así al desarrollo de modelos de producción más sostenibles en la región y el país.
La región de O’Higgins cuenta con cinco empresas transformadoras y procesadoras del grano de quínoa, industria que por temporada genera 50 toneladas de cascarillas provenientes del proceso de limpieza y que deben ser eliminadas como residuo sin ningún uso alternativo, ni aprovechamiento comercial. El proyecto de los investigadores de la Usach permitirá elaborar a lo menos dos productos a base de la saponina, como antioxidantes específicos y nutracéuticos.
Luis Sáez, Miguel Aburto, Carlos Díaz, profesores del Departamento de Gestión Agraria de la Usach.
Investigación previa con quínoa
El equipo de académicos de la Usach viene investigando los residuos de la quínoa desde hace varios años. En 2016, el Gobierno de la región de O’Higgins impulsó y financió el proyecto “Transferencia Biopesticida en base a Saponinas de Quínoa”, dirigido por el profesor Sáez, cuyo objetivo central fue formular un pesticida natural a base de las cáscaras. Gracias a este estudio, ahora se dispone de información para ingresar al mercado y adicionar valor al producto mediante otros usos alternativos en áreas como agricultura, cosmética, alimentación animal, medicina, entre otros.
Desde la Usach señalan que gracias al trabajo de los profesores de Ingeniería en Agronegocios, en conjunto a Proquinoa, se permitirá darle más dinamismo y competitividad a una industria nacional que ha ido ganando posicionamiento en el mercado.