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Certificaciones internacionales en inocuidad



Importancia de las certificaciones internacionales para la inocuidad

Los Sistemas de Gestión de la Inocuidad de los alimentos (SGIA) se basan en normas internacionales, como la ISO 22000: 2018, o en estándares privados como FSSC 22000, BRCGS, IFS, entre otras. Estas normas son, en principio, de aplicación voluntaria, y buscan prevenir la introducción y ocurrencia de peligros para la inocuidad de los alimentos a lo largo de toda la cadena alimentaria.

Según mi parecer, el avance en la certificación e implementación de estos estándares en Chile es bueno.
A nivel nacional, su aplicación está principalmente relacionada con empresas que exportan alimentos o que producen insumos para el sector exportador de alimentos. En empresas orientadas al mercado interno, tengo conocimiento de que los sistemas de gestión de la inocuidad de los alimentos se mencionan dentro de los requisitos aplicables a bodegas zonales de empresas concesionarias que prestan servicios de alimentación al estado.
Considerando las certificaciones FSSC 22000 vigentes a 2020, Chile tiene el 8.4% de las Certificaciones de América del Sur, y ocupa el cuarto puesto después de Brasil (42.33%), Argentina (24.50%) y Colombia (8.67%). Cabe señalar que la totalidad de Certificaciones de este estándar en América del Sur, representa solo el 5% a nivel mundial.

Principales desafíos

Aunque siempre hay espacio para mejorar, la inocuidad de los alimentos provenientes de Chile es considerada como buena.
El desafío está, a mi entender, en agregar valor a las exportaciones de alimentos, ofreciendo mayor diversidad de productos y más sofisticados, que requieran menos preparación, aporten a una dieta saludable, sean ricos y fáciles de usar. Hoy el consumidor demanda cada vez más información respecto de cómo y dónde se produjo el alimento y también considera criterios sociales y medioambientales al momento de la compra. En este sentido, asegurar la calidad y autenticidad del alimento y proporcionar productos con trazabilidad, aumenta la confianza en los alimentos producidos en Chile y ayuda a construir una imagen país, que facilita la presencia de las empresas de alimentos chilenas en el mundo.

Todo lo anterior se desarrolla en un contexto de pandemia y, aunque COVID19 no es una enfermedad transmitida por los alimentos (ETA), creo que la pandemia ocasionada por el virus SARS-COV-2 ha demostrado la importancia de la conducta individual al mantener las medidas higiénicas para evitar la propagación del virus. Esto es aplicable también al logro de alimentos inocuos, donde la conducta higiénica de manipuladores resulta ser un factor determinante. Creo que uno de los principales desafíos en el corto y mediano plazo es incorporar las prácticas higiénicas de cubrirse nariz y boca y lavado frecuente de manos, a los hábitos al momento de manipular alimentos, contribuyendo así a la construcción de una cultura de inocuidad en la sociedad.

Dra. María Angélica Larraín Barth
Profesora Asociada
Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas Universidad de Chile
Departamento de Ciencia de los Alimentos y Tecnología Química




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Considerando las certificaciones FSSC 22000 vigentes a 2020, Chile tiene el 8.4% de las Certificaciones de América del Sur

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Hoy el consumidor demanda cada vez más información respecto de cómo y dónde se produjo el alimento




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